miércoles, 5 de julio de 2017

Réplica al artículo "La gestación subrogada: técnica de reproducción humana asistida"




Desde Fórum de Política Feminista de Málaga, hemos presentado esta es mi réplica (al artículo “La gestación subrogada, técnica de reproducción humana asistida”, que se publicó en la revista Trabajadora de CCOO, nº 61. Está redactada por nuestra compañera Asun Gandarillas Solinís, y agradecemos a Tribuna Feminista su difusión (a Comisiones Obreras no le ha interesado).


Respondo al artículo La gestación subrogada, técnica de reproducción humana asistida, presente en la revista “Trabajadora” nº 61, de la Confederación Sindical Comisiones Obreras. Yo tenía la idea de que esta revista tenía una base feminista, y cuál ha sido mi sorpresa al comprobar que no es así. También pensaba que CCOO era un sindicato obrero, fundamentado en los derechos de las personas trabajadoras o de aquellas que buscan empleo. Es decir, de las menos favorecidas. Acabo de comprobar que ni lo uno ni lo otro. Craso error. Porque los llamados “vientres de alquiler”, o “gestación subrogada”, como forma preferida para las empresas de intermediación, se encuentran inscritos en la corriente neoliberal, en la que se diviniza el deseo individual, y cuyas protagonistas son básicamente mujeres con necesidades económicas para, precisamente, cumplir el deseo de otra u otras personas con elevados recursos (evidente cuestión de clase).

El artículo ya contiene un error de base en su título. Porque las técnicas de reproducción asistida son un conjunto de tratamientos y técnicas destinadas a conseguir un embarazo. Por lo tanto, el embarazo es posterior. Un embarazo no es una técnica, es un estado y un proceso vital.

Por otra parte, la adopción es la única alternativa de maternidad y paternidad ante una infertilidad. Debemos poner las energías en potenciarlas, en incidir políticamente a nivel estatal e internacional, procurando así una solución de bienestar a miles de niñas y niños. No es una solución de presente, pero sí de futuro. Un futuro de justicia y de cumplimiento de derechos humanos para todas esas criaturas que necesitan una vida digna y feliz. Vivimos en una época de potente narcisismo, en la que “quiero algo y lo tengo ya”. La madurez consiste en conocer y reconocer nuestras limitaciones y aceptarlas. No hablo de resignación, sino de aceptación. La vida es mucho más que maternidad/paternidad, y podemos aportarle al mundo nuestro amor y cuidados de muchas maneras.

En el artículo se dice que “la gestante no tiene ningún vínculo genético con el bebé”.  Aquí tengo que hacer dos consideraciones: la primera, ¿por qué se prefiere utilizar los óvulos de otra mujer? ¿quizás se necesite evitar futuras reclamaciones de las mujeres una vez que han dado a luz y han generado vínculo con el bebé?. Y la segunda: ¿es la genética quien crea el vínculo?  El vínculo se crea entre la madre gestante y el feto que se va desarrollando en su interior. Recordemos que quienes realizan el servicio de gestar son mujeres, no máquinas. Con una máquina, es fácil el control, son engranajes. Con una persona intervienen muchos factores que hacen que el desarrollo del procedimiento, y la resolución, sean incontrolables. Porque hablamos de un organismo, un cuerpo con sus diferentes órganos, y una mente, en ocasiones con autonomía propia. El feto y la madre desarrollan una convivencia durante nueve meses de media. En condiciones normales, para que esta sea positiva para el desarrollo del feto, se recomienda llevar a cabo la “estimulación prenatal”, consistente en facilitarle estímulos auditivos (música, hablar con el bebé varias veces al día), táctiles (masajitos, presiones en el punto donde da una patada para crear interacción/vínculo), motores, etc. Todo esto, además de la compenetración biológica (no olvidemos que, en cierto modo, el feto es parte del cuerpo de la mujer), generan un vínculo de forma natural. En la “maternidad subrogada”, se trata psicológicamente a la futura madre para evitar este vínculo, con el fin de que no le cueste entregarlo (¿regalarlo, venderlo?). Esto es a todas luces antinatural y no garantiza que se consiga, pues la psique no se puede controlar. Así que, ni estimulación amorosa, ni hablar con quien se desarrolla en su interior con su sangre, su energía y su salud. Y si el vínculo se elimina ¿qué sentirá el feto en un útero frío afectivamente, con una madre/gestante que “mira para otro lado”?

No olvidemos los cambios que ocurren durante el embarazo de carácter anatómico, fisiológico y bioquímico, ni los emocionales, incluida la preocupación y temor ante la llegada del parto (preocupación que aumentará en estos casos, pues el resultado final tiene que ser el acordado, lo que le puede generar una tensión psicológica extra a la embarazada). 

Dadas las conocidas molestias y riesgos que conlleva un embarazo, someterse a ello de forma altruista para otras personas no deja de ser un sacrificio,  ¿queremos promover sacrificios en las mujeres? ¿a costa de deseos?

La intromisión en la vida íntima de las gestantes controlando su medicación, su movilidad, alimentación, sus costumbres, etc, ¿no influirían en el estado emocional de cualquier persona? ¿Y cuándo se les obliga a abortar porque el feto tiene alguna malformación, o porque se llevan a término más fetos de los requeridos? ¿Y si la madre gestante presenta algún percance personal que le lleve a desistir en el embarazo? ¿Y si la familia intencional se separa durante el proceso? La casuística puede se infinita.

Respecto a que la prohibición de la gestación subrogada coarta la libertad de las mujeres para tomar sus propias decisiones, se está tratando de confundir, ya que quienes se sienten coartados en su libertad son quienes pretenden hacer uso del cuerpo de las mismas mujeres. Tampoco se deben mezclar las cosas de un modo perverso, comparando la donación de un órgano con la “donación” de un bebé. Y si fuera así ¿ustedes estaría dispuestos a donar un riñón, por ejemplo, por deseo propio, de forma libre, informada y con garantías, a otras personas? No hace falta que respondan.

Por otra parte, si se legalizara y se considerara como algo normal (cosa que de momento no ocurre) ¿cómo se vería a las mujeres que se ofrecen para ello? ¿como una forma de prostitución? ¿una prostitución reproductiva? Esto ya se lo he oído comentar a varias mujeres, despreciándolas, echándole la culpa a ellas por prestarse.

En este asunto se están confundiendo derechos con deseos. Así, de manera torticera el texto expresa lo siguiente: “El articulo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948 establece que fundar una familia es un derecho y el Estado tiene la obligación de garantizar las oportunidades regulando y facilitando los medios necesarios para que los derechos puedan ser ejercidos por aquellos infértiles que, según la Organización Mundial de la Salud, también son los homosexuales y las personas sin pareja, sean mujeres u hombres”. Pero lo que dice en realidad  la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su artículo 16 es: “Matrimonio y Familia. Toda persona adulta tiene el derecho de casarse y formar una familia”. No habla para nada del derecho a resolver la infertilidad. Sin embargo, sí declara asuntos como que “nadie estará sometido a servidumbre” (art. 4) ni a ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada o su familia (art. 12). 

Con las palabras podemos hacer maravillas, podemos juntarlas de diferente manera a nuestro antojo. Incluso el resultado puede hasta parecer que tiene sentido, creando aparentes verdades cuando en realidad son falsedades.

En una cosa sí estamos de acuerdo: hace falta mucha educación. Porque, señoras y señores de Comisiones Obreras, mi experiencia es que cuando se explican sin medias tintas todas las repercusiones que este procedimiento tiene en las mujeres, todas las personas se posicionan en su contra. Porque se trata del uso y el abuso del cuerpo y la vida de las mujeres. Y las mujeres ya no estamos para resolverles la vida a otras persona. Las mujeres estamos aprendiendo a gestionar nuestras propias vidas, a reconocer nuestra valía, a respetarnos. Y ya sabemos que los bebés que parimos no son para otros. La historia no va a ir hacia atrás, cuando eran ellos quienes tenían la patria potestad de los hijos e hijas. 

Termino con mi personal denominación de lo que prefieren ustedes llamar “gestación subrogada”, y que para mí es “madres que gestan para otros y otras”. Es más largo, pero más auténtico.


Respecto al lema de CCOO: “Nos movemos por tus derechos, nos movemos por ti”, pregunto: ¿CCOO se mueve por los derechos de quiénes?





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